Luego el desahogo del escrito anterior, la presente entrada pensaba no hacerla, pensé en no compartirla... Pero al final, cuando son exactamente las 16:45 de este 31 de diciembre de 2012 y me encuentro solo en mi casa, he decidido publicarla por sanidad mental.
Hace aproximadamente un año, Fran se encontraba muy entusiasmado con la idea de celebrar el año nuevo en familia, sin embargo al transcurrir las horas se fue sintiendo mal y lo dejaron hospitalizado. Esa noche la pasamos los dos solos en una pieza del San Borja Arriarán y le pedí a mi esposa que me trajera papel y lápiz. Comencé a describir lo que sucedía esa noche.... Al pasar de los meses transcribí lo escrito a mi computador. ¡SORPRESA! La carta original no la encuentro y en mi PC no está todo lo relatado, falta el final.... A continuación, lo que me costó publicar y que comparto con todos ustedes
"Son las 23:30 hrs del 31 de
diciembre del 2011. En pocos minutos más se terminará el año más terrible que
he vivido. Resulta difícil no recordar una serie de imágenes y escenas de este 2011 que marcaron mi vida y la de
toda nuestra familia. ¡Y pensar que hace un año atrás nos preparábamos para ver
los fuegos artificiales desde la Torre Entel
y mis hijos, junto a sus primos,
saltaban de alegría!
En breves instantes millones se
abrazarán, pero hoy estamos los dos solos en una pieza del octavo piso del Hospital
San Borja Arriarán.
Ni en mis peores pesadillas imaginé que esto
sucedería alguna vez; que no estaríamos en la cena de año nuevo junto a toda la familia y que alzaríamos las
copas para agradecer lo bueno de un año que se va y renovar las esperanzas para
un nuevo año que se avecina. Sin embargo, el destino quiso otra cosa.
Con mi señora debimos traerlo hoy
al hospital; tenía fiebre muy alta y en su estado puede ser peligroso. Una serie de exámenes determinó que debía
quedar hospitalizado e ingresó a las 21:00 hrs.
aproximadamente. Luego de todo el
llanto de rigor y pensando en nuestra hija,
decidimos que ella pasara esta noche con Camila y yo con Francisco.
Quedan 10 minutos. Le he picado
un poco de carne que nos mandó mi suegra
y le he dado un poco de bebida. Lo observo toser; lo observo respirar y
no me gusta su aspecto, pero sé que todo esto es momentáneo y que pronto se
mejorará.
Siguen apareciendo imágenes en mi
mente y no dejo de recordar a aquellas personas que han estado con nosotros y a toda la gente maravillosa que hemos
conocido, pero también lamento que aquellas, cuando más las necesitábamos, se
alejaron. Lamento que aquellos que
creíamos amigos o familiares (por parte de mi señora o la mía) nunca se
acercaron o llamaron para preguntar cómo estaba Francisco. No saben cuán importante es sentirse
acompañado y apoyado especialmente en los momentos duros.
Este documento comencé a escribirlo en el 2011 y ya estamos
en 2012.
Justo antes que se produjera el cambio de año, llamé a mi señora
(Era la única forma en la que podíamos estar esta noche juntos y que
pudiera hablar con Francisco) Luego de
ese llamado y darnos un abrazo, tomé una decisión. Le puse a mi hijo una
mascarilla, agarré el tubo del suero. Tomé a mi hijo en brazos y lo llevé a la
ventana y pudo observar los fuegos de la torre Entel en todo su esplendor. Nos
quedamos así, por aproximadamente 30 minutos, mientras las enfermeras se
acercaban para darnos un abrazo. Al finalizar, mi hijo me abrazó. Francisco tenía pena, pero no lloraba.
Lo llevé nuevamente a la cama. Le dio hambre y volví a darle
carne con bebida. Prendí la televisión. En ella sólo había muestras de alegría. Lo
observo; no hay que ser adivino para saber lo que siente o está pensando. Opté
por ponerle una película en el DVD. Para variar “Toy Story”
Me he comunicado con mi madre, hemos llorado juntos. Me
comunicó además, que han debido llevarla al hospital por problemas en una
pierna. Definitivamente, el 2011 no nos dejó tranquilo ni en el último segundo.
Pienso en cada uno que nos conoce, trato de imaginar su
celebración y les doy mi abrazo con mi mente. Tengo muchos deseos de paz y
felicidad para cada uno de ellos.
Mi mayor anhelo para
este año es que Francisco se recupere el todo. Que mis hijos y mi señora estén
bien, que estemos tranquilos. Sufrimos bastante este 2011 y creo que no lo
merecemos.
Estamos agotados, a veces creo que no nos queda fuerza, pero
seguimos ahí con mi señora (por quien me saco el sombrero) al pie del
cañón. Yo, apoyando y acompañando,
procurando además que no nos falte nada; Camila, sufriendo en silencio;
nuestros familiares directos peleando con nosotros y Francisco soportando las interminables
terapias.
Francisco poco a poco
comienza a quedarse dormido. Recuerdo una frase que me quedó grabada en época
de universidad:
“El hombre nunca está vencido, la derrota es siempre breve,
un estímulo que mueve”
Fran ya está durmiendo… Trato de conectarme con mi mente con
cada uno de mis familiares directos, enviándoles un mensaje de tranquilidad y
de esperanza en que todo esto quedará atrás, que todo esto será un terrible
sueño o un mal recuerdo.
Duerme Fran… Te Amo, hijo mío "
Luego de esto en la carta venían palabras a mi hija, esposa y por supuesto a Fran. El detalle no lo recuerdo, pero alababa su forma de actuar y les enviaba mensajes esperanzadores para este 2012. Perdón por haber sembrado tantas esperanzas, perdón por haber contagiado mi fe, perdón pues el golpe fue muy duro.
Familia, amigos. Me es muy difícil hablar de feliz año, pues lo que estoy sintiendo hoy es terrible. Sin embargo, me he puesto a pensar en todo lo vivido esa noche y en los niños enfermos, los adultos también, que pasarán esta noche en el hospital. Aquellos que no recibirán muchos abrazos y que verán los fuegos artificiales a través de las ventanas de esa habitación. Recemos por ellos.
Mi deseo para este año es para mi entorno familiar y también para ustedes, que no pasen por lo que nosotros hemos vivido. Alegrarse por la salud de nuestros seres queridos,especialmente por nuestros hijos. Que mejore el sistema de Salud pública y una serie de situaciones que nos hacen estar en pañales en comparación con otros países.
Finalmente un consejo, valorar la vida... Alguna vez lo dije. Con todos los dramas de este mundo, con todos sus sinsabores, vale la pena vivirla. Valoren la vida especialmente la de sus hijos. Ahora le hablaré a los padre, alguna vez me dijeron algo que comparto:
"Las mujeres siempre nos sacarán en cara que tuvieron a nuestros hijos nueve meses en su vientre y nosotros no les podremos discutir, tienen razón. Además, para ganar una discusión nos hablarán del vínculo materno. Sin embargo, hay algo que no se nos puede negar, hay algo que es y debe ser una verdad absoluta y que guiará nuestras acciones: Que al igual que ellas nosotros como padres amamos a nuestros hijos y los amaremos por el resto de nuestra existencia..."
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