Son las 5:32 de la madrugada, del ocho de febrero de 2014. Como tantas veces no he podido conciliar el sueño, a pesar de lo agotado que me siento.
Estoy en período de vacaciones y he dedicado un poco de mi tiempo a tareas de mantención de la casa, aunque debo confesar que la mayoría del tiempo lo he pasado conectado a este computador.
He pensado mucho en ti, hijo. Sé que no te escribía hace tiempo, pero eso no quiere decir que me haya olvidado u otra cosa. Sabes muy bien todo lo que te recuerdo.
Las aguas parecen haberse calmado en la familia, aunque siento que es apariencia. Anoche por ejemplo, tu madre despertó llorando y repitiendo tu nombre. En Camila, tu hermana, siento todos los días la soledad que la embarga (De hecho hemos pedido a Isidora que se quede unos días en la casa) y yo, hijo, no hay días que no derrame una lágrima por tu ausencia, aunque evito demostrarla y trato de ocultarlas o ahogar el llanto.
Hace una semana viajé a Melipilla, fui con tu hermana. Era inevitable recordar cuando viajábamos juntos (el como hacías que jugando me golpeara con la puerta de salida del andén del metro; las papas fritas y el jugo; el pelearse con Camila por quien se iba al lado de la ventana; el como te apropiabas de cada pieza y encendías cada televisor; por último cuando me acusabas con la abuelita Verónica por algún día que te regañé)
Sabes Franciso? tu hermano primo Gabriel, anda en excursión en Valdivia, junto a los scouts de chile. Hace una semana lo fuimos a despedir al bus. Cuando subía recordaba que tú también querías ingresar a ese grupo. Me preguntaba ¿Que hubiera pasado si no se te hubiera declarado esa maldita enfermedad? ¿Irías en ese bus?
Me ha pasado algo, hijo, que te tengo que confesar. hay momentos que veo a cercanos con sus hijos y siento mucha envidia, sí, envidia. veo a tu tío Claudio regalonenado con Diego; al tío Lalo con Christian; algunas bellas fotos de papás con su hijos en face.. y ese sentimiento brota, no lo puedo evitar... me cuestiono, me entristezco, disimulo...
Hace unas semanas atrás ordenaba la pieza que compartes con tu hermana. Tus juguetes están esperándote y ordenados como si fueras a regresar. Con Camila ordenábamos y decíamos "Los juguetes del Fran
van aquí" "Recuerda Cami que deben estar ordenados y si lo ocupan deben volver a su sitio" Cada frase, llevaba un mensaje intrínseco que significaba, que cuando regresara te enojarías si no estaba x juguete o si estaba en desorden.
No puedo resignarme hijo, creo que este mismo ejercicio de escribirte esta carta, es un claro ejemplo que no me he convencido de tu partida.
Te he pensado demasiado. He intentado imaginarte en ese cuarto de hospital ¿Cómo pasaste tantas horas? ¿Qué pensabas? ¿Como soportaste tanto? Te pido perdón Francisco, si fueron equivocadas mis acciones. Te pido perdón por no haberte tomado y haberte traido a casa. PERDÖNAME HIJO.
Son más de las 6 de la mañana y no puedo escribir más, las lágrimas nublan mi vista y se me hace más difícil ver las letras del teclado. Termino esta carta como siempre lo hago,
Diciéndote que te amo más que mi propia vida.
Tu Padre.
PD. Vuelve, hijo, VUELVEEEEE!!!
Tweet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario