Hola Fran, sí, lo sé. Ya son cinco años desde que partiste.
Justamente a esta hora estábamos con tu madre, tomándote de la mano,
acompañándote y aferrándonos a todo lo que teníamos para que te quedaras con
nosotros. Todos estos días he recordado
lo que pasaba hace cinco años. Por lo mismo, aunque sé que nos acompañas día a
día quiero ante ti confesarme:
Confieso que en muchas oportunidades me he aferrado al
trabajo, a mantenerme ocupado, a acostarme muy cansado para no pensar, ni
recordar.
Confieso que todos los días hablo contigo, con la esperanza
que me des alguna señal para sentir que estás conmigo.
Confieso que a veces leo las publicaciones de aquellos años. Facebook se
encarga de recordarme además cada día lo escrito.
Confieso que me duele el no haberte vuelto a ver en mis sueños, luego de aquella despedida.
Confieso que vivo con miedo ante cualquier indicio, aunque
sea de resfrío de tus hermanas.
Confieso que envidio, envidio a aquellos que abrazan a sus
hijos.
Confieso que envidio también a aquellos que logaron vencer dicha enfermedad y aún tienen a sus hijos consigo.
Confieso que aún creo en Dios, quizás por conveniencia, pues
me permite sentir que estás vivo.
Confieso que cuando juega la selección, me gustaría ver los
partidos contigo.
Confieso que cuando Chile salió campeón, quería llorar, pero no por un título,
sino porque no estabas tú para abrazarte.
Confieso que te veo en otros niños.
Confieso que al entrar a tu pieza siento que volverás.
Confieso, sí confieso que muchas veces pienso en las
decisiones que aquella vez tomamos.
Confieso que me duele el sólo pensar cuánto sufriste;
confieso que me siento
culpable por no haber tenido otra situación económica para poderte sanar.
Confieso que recuerdo ese último abrazo, ese último beso,
esa última mirada mientras te dejaba en ese pabellón.
Confieso que te
extraño demasiado. Que trato de imaginarte ya a esta edad de 14 años, en octavo
básico y tratando de pensar en cómo serías.
Confieso que estos 25 de agosto no son fáciles, nada de fáciles.
Hijo mío, ya son cinco años que como Principito Valiente
decidiste viajar a tu planeta. Ya son cinco años que soltaste nuestras manos
para volar. Vuela hijo vuela, vuela y sé feliz (tal como te lo escribí el día
anterior a tu partida)
Descansa y perdón si alguna vez altero tus sueños, pero
compréndeme.
Juega, baila, sonríe como siempre lo hiciste y como de
seguro lo sigues haciendo.
Permíteme abrazarte, permíteme sentirte, escucharte, verte.
Confieso que este dolor me acompaña todos los días. No lo hablo, no lloro, no lo expreso. Permanece oculto y a veces como ´hoy, sólo lo escribo.
Confieso Fran, confieso hijo que te amo, que te amo, que te amo y que te extraño.
Siempre juntos, te saluda, abraza y besa
Tu padre
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Tanto que decir, tan poco que sale de la garganta. Un abrazo, mi amigo.
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