Me resisto, sí, me resisto.
Me resisto a olvidar tu voz,
tu sonrisa y tus locuras
tus gritos y tus enojos
tu presencia
tus abrazo
tus tristezas y tus llantos
tus juegos, tu música
tus carreras, tus pasos
tus dichos y silencios.
tu impaciencia
tus quebrantos.
Me resisto a acostumbrarme
me resisto a olvidarte.
Me resisto a no sentirte
me resisto a no escucharte
Me resisto a no esperarte
me resisto a no abrazarte
Me resisto a no soñarte,
a no verte, a no buscarte.
Me resisto, sí me resisto
pues ni el tiempo,
ni los años,
ni el trabajo,
ni el destino...
Mientras me resisto
no pueden separarnos.
.
(Para Francisco Zúñiga de su padre. Al cumplirse seis años de su partida)
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